jueves, 26 de noviembre de 2009

“La Casa de los Sin Casa”

Cómo catalogar estos arrumacos insomnes que traspapelan mis perspectivas mansas que están cubiertas, tapadas por alamedas donde en cuyos arboles pajaros fruteros me observan en completo bullicio, como quien dice abucheándome mientras no los miro, y cuando sí bajan la tonada de su orquestina infamante

No es que hayan sido adrede mis transiciones por esos lugares donde sus puertas tienen carteles desastillados con la advertencia de “La Casa de los Sin Casa”. He llegado allí merodeando los periplos que sigue la holganza. Me he travestido de rufián sin por supuesto esa mirada que tiene la marca de lo abominable. Podría decirse que soy un rufián querendón y querible. Salvo por esas aves que silbatean como poseídos por las excentricidades que no quieren competencia. Lo reconozco he sido estos días un excéntrico de graffiti, siempre con mi sello de rufián.

He cabalgado sobre mis pesadillas. Las he domado en este periplo. Me ha vitalizado conocer que hay allende mis coloquios, ocurrencia, chatas experiencias, una órbita que siendo terráquea más parece extraterrestre. Lo que hace la ira y la tristeza un día cualquiera, a una hora cualquiera, no tiene sino un efecto muy distinto de percibir y asimilar. Y eso si que no es para cualquiera.

He recorrido sitios que parecen absurdos, fantasiosos. He sido observador de muchas faenas en las que he podido notar la existencia de hombres superiores, muy superiores a los de nuestra clase humana donde abunda la bobería, el entrampamiento en esas dilucidaciones tan palurdas que lamen lo boato y dejan de lado la sustancia que borbota en la cueva taponada por mentiras, hipocresías y sexo, sexo, sexo.

He vuelto de mi viaje y oh sorpresa es como si siguiera en una Casa de los Sin Casa. Entonces puedo deducir que esos pajarillos que forman catervas y catervas me hacen bulla pues han visto o han deducido que quiero ser como ellos, verdaderamente libre, mas no (y a mi pesar) verdaderamente puro.

En fin, mientras me vuelvo a reacostumbrar a estas voraginosas haré de cuenta que mi casa es otra vez mi casa, y mi vida es otra vez mi vida, aunque ya así no sea

martes, 8 de septiembre de 2009

Lecciones de Microbús

Fue un mal día, y no por lo que acontecido “durante” sino al final de la jornada. Transcurrió en un vehículo público mientras me dirigía a casa. Iba de lo más tranquilo, meditando en la nota mediocre que me había sacado y que me llevaba a darle fuerza pragmática a aquella premisa que dice que cada uno tiene lo que se merece. Me pareció injusto que yo tuviera aquella calificación considerando sobretodo que yo me había matado estudiando para ese examen, pero en fin me consolé pensando que al menos había aprobado y eso era lo importante o al menos eso quería que creyera mi subconsciente para que no me hiciera roña en los momentos previos de caer en profundo sueño. Y de pronto la voz tosca del cobrador irrumpió mis reflexiones al pedir insistentemente que se procediera a pagarle en sencillo el valor de los pasajes. Lo que molestaba en demasía era que lo pedía con apresuramiento, y eso no era muy dable que digamos puesto que el vehículo, como ya se ha vuelto costumbre, albergaba más pasajeros de lo que la capacidad decente y confortable puede albergar. Pero de todas maneras todos los allí presentes, apelando al malabarismo microbusero, sacamos a tiempo nuestras monedas motivados principalmente por acallar lo antes posible ese vozarrón tan falto de buenos modales y también de buena higiene. Hubo un tipo a mi atrás que le pagó, él aseguraba con una moneda de cinco soles, muy parecida a la de dos, que casualmente también fue dada por una señorita que le pagó simultáneamente. Cuando el cobrador le dio como vuelto un sol, el tipo explotó en ira recalcando que su vuelto debía ser cuatro soles. Al principio el cobrador hizo vibrar su vozarrón de manera afable haciendo constar con estirada de mano de por medio que éste había recibido dos y no cinco soles como el otro aseguraba. La trifulca verbal no se hizo esperar, el cobrador engoló más su voz para dejar bien en claro su posición, mientras el otro en su afán de no dejarse lo zahirió diciéndole “delincuente, conmigo no te vas a pasar de vivo”. Los allí presentes entre impávidos e indiferentes tan sólo nos limitábamos a presenciar pasivamente aquel encontronazo que se atizó más con la llegada de una respuesta cargada de mayor insidia “¿delincuente?, tú eres el delincuente que busca recibir lo que en verdad a la señorita le corresponde”. Fue un bamboleo diatriboso que me produjo una severa incomodidad debido a que sus invectivas cada vez más altisonantes manifestaban una contundente falta de civismo al pisotear el respeto tácito que debían demostrar hacia los demás. Y lo peor era que nadie osaba a ponerle una cota mesurada a aquella situación, sobretodo porque la asfixia de presenciar semejante barbarismo no tenía visos de acabar lo cual conllevaba a seguir soportando lo insoportable. Se me vino a la mente aquel pasaje bíblico que a la letra dice que ni los mentirosos, ni los maricas, ni los cobardes entrarán en el reino de los cielos, o sea ya estaba que nadie de lo allí presentes iba a tener una morada en el preciado y celestial lugar que está destinado para los que saben seguir los preceptos del libro divino, ya que todos se hacían a los locos concentrándose más bien en escuchar los fraseos soeces que se prodigaban aquellos dos que habían caído en el salvajismo absoluto. El aire cargado de tensión hizo que una señorita sintiera mareos, seguramente por su alta sensibilidad, lo cual motivó que otra señorita con alto sentido de urbanidad le cediera su lugar para que la cosa no pasara a mayores. Eso igual no le importó a nadie. La radio que estaba a medio volumen expectoró un chirrido producto de la frenada pues alguien por fin se dignaba a interrumpir la fullona pidiendo bajar en la próxima esquina. Eso marcó un hito de quiebre que menguó los ímpetus de ambos querellantes quienes entre amenazas paradójicamente se exigían respeto, uno apelando a que los cabellos entrecanos se tenían que respetar, y el otro a que semejante viejón no tenía porque igualarse a un chiquillo que en su indefensión simplemente se limitaba a reclamar lo justo. Ni más ni menos.
Cuando me bajé del microbús hice un contraste de lo acontecido con mi caso. Para empezar estaba claro que alguien allí no había sido honesto, y tal vez lo peculiar estribaba en que toda la contienda generada se haya debido al aprovechamiento de la chica quien probablemente fue la que realmente pagó con una moneda de dos soles. Quién puede tener esa certeza sino el que todo lo ve desde el ventanal etéreo, lo que es yo he sacado a colación el significado de algo que siempre supe pero que eventualidades como ésa recién te hacen ponerlo en el podio de lo verdaderamente aleccionador. Cuando finges estudiar dizque porque estás tras un cuaderno al que sueles tamborilear con el lapicero mientras vas haciendo uno que otro ejercicio que apenas si llegan a cinco en el lapso de dos días, fácilmente te puedes convertir en aquel cobrador burdo que recibe cinco y da vuelto de dos, o en aquel mozalbete insolentón que paga dos para luego decir que su cambio debe ser de cinco. O quizá ser como aquella chica que sutilmente desató una tempestad y se la endilgó a esos dos mientras ella muy suelta de huesos bajaba del microbús para luego zamparle un beso a su enamorado quien la estaba esperando con una sonrisa angelical mientras el cobrador en el punto más álgido de su exasperación aludía “Infeliz si sigues de faltoso te voy a romper la boca”, recibiendo como refutación, “¿Así?, pues ya veremos si no soy yo el que te la rompe primero”.

sábado, 29 de agosto de 2009

A empezar la función...

Las cenizas que esparcí en tu rostro armiñado han producido una horadación en mí. ¡Yo no quería hacerlo! Me contuve hasta el máximo. Pero al final la furia cercenó mis pedestales calmosos.

El sillón decrépito contiene mi cuerpo. No llegarás. Hoy el calendario marca que te toca salir.

¿Por qué tienes que hacerlo?

Respiro hondo. ¿No se suponía que esto iba a acabar?

Acá estoy que me como las uñas. Quiero coger el auto y buscarte en ese antro donde estoy convencido que estás. Hay algo que me detiene fumando cigarrillos sin filtro. Es mi falta de osadía. ¿Podría decirse que te aprovechas de mi nobleza? Podría decirse.

Lograste que me llevara a mi perro Jack a la casa de mi madre. ¡Qué bronca! Lograste que abandonara mis hábitos de marmota y todo para llevarte el desayuno preparado muy temprano a tu cama; soportaba que el chingolo despertador que tienes me descerrajara los tímpanos a las seis de la mañana. Hábitos son hábitos, y tú sólo respetas los tuyos, trastornando el de otros, encarrilándolos como mejor te parezca.


Lograste además que me gustaran las fiestas ochenteras. Un prontuario más a mis desovillados escapes. No diré que éramos el dúo dinámico, el tándem de la dinamita, el ósmosis de la bailanta, no pondré definiciones pacharacas a nuestras hazañas nocturnas Fuimos simplemente yo el fido encadenado, y tú la regia dominante.

Y mira tú, yo puedo eviscerarme haciendo una inmolación de untadura incondicional, pero no a esos niveles abisales donde, si cien veces me caigo mil veces no deja de dolerme a pesar de mis súplicas tácitas y de que con mi mirada titilante pido una muestra aunque sea oblicua de sensibilización, tú te vas con el perfume echando tiros, bien cambiadita y rica, amonestándome de yapa que solo una vez al mes lo haces, y que mis quejas por tanto son como escupitajos a una poza desértica. Te vas a verla, a sacarme la vuelta llegando al oscurantismo de decirme que yo también puedo hacerlo. Y esa monserga harta, simplemente no lo haría y tampoco estoy dispuesto a seguir empujando la piedra hacia la cresta de una colina que es un reino para ti y una ergástula para mí. Prometiste que ya no, y sigues con lo mismo. Consecuencia: le he desparramado cenizas a una foto tuya.

Estoy a la espera de que llegues, de que llegues con esa usurpadora que te aparta de mí todos los fines de mes. Ya es hora de que me rinda cuentas, de cobrármelas, y todo de contado. Mientras descanses, ella y yo estaremos en negociaciones. La cama ya está lista, el sillón también. No creo que te haga mal dormir por esta vez en la sala, si no hubieras desterrado a Jack los cojines te esperarían calientes. Pero en fin. ¡Qué se le hace! —Chick, chick —suena la puerta. Creo que eres tú.

A empezar la función se ha dicho…

sábado, 8 de agosto de 2009

quiero jugar

quiero jugar a que no quiero, cuando sí quiero, deslizarme por allí hecho un guiñapo con caramelitos de menta paseándose en mi boca y un pucho consumido por el aire mientras voy penduleando una botella de vodka intacta con mi perro Jack ladrando mientras le tiro las croquetas que caen de una bolsa que sostengo por el otro brazo. No creo que haya calamidad si de paso aprovecho para comprar ropa. Estoy seguro que Jack me lo agradecería con un efusivo lengueteo.

Este frío está de pelos.

martes, 4 de agosto de 2009

Desafíos agostinos

Pasada la farra se vienen los desafíos agostinos

Ahora el orden debe primar
La disciplina destacar
El esfuerzo alborear
La constancia irradiar
Porque simple y llanamente la universidad va a empezar
Y mientras dure este ciclo esto sera la de nunca acabar
Pero asi como esta el tiempo de rapidisimo estoy convencido que se irá en un chascar
Y este zorro dejara de tipear para ponerse a estudiar

gar, gar, gar, sin quejarte zorrito, sin quejar...

miércoles, 22 de julio de 2009

EXTRALIMITANDOME

El peligro que tengo de vacacionar es que me desbando sin ponerme límites.

Estas fechas son de desenfreno. No le digo que no a ninguna propuesta que apunte a remover mi adrenalina con un gran sacudón de full diversión.

Me olvido de la cordura que caracteriza a los buenos chicos.

Vuelvo a ser una especie de hibrido de chico raver (con todas sus implicancias), espartano (con todo ese furor que no se aquieta ni con valium) y romano (con toda la sensualidad que brota como fuego artificial)

Estoy de rutina inacabable. viajando con la cuadrilla parrandera (Si no fueramos whiskeros, CRISTAL debería contratarnos)

La verdad que esta pausa esta de la wich.

Siempre respetando a la patria, por eso llevo mi escarapelita.


Feliz día Perú

....tienes unas playass más ricas, más mamacitas como sus concurrentes...El norte, el norte, ahhhh, el norte.

sábado, 18 de julio de 2009

Días de carrera

Mi sonrisa era explícita.

Corría a full de puro contento, y parecía que el banderín de LLEGADA estaba ya cerca, pero algo pasó.

Me desbarranqué, fui a dar contra un murallón que atestiguó mis gritos ahogados, no fue prolongado, mi auto también gritaba pero dejó de hacerlo antes que yo.

Los ojos se me cerraron. Observaba los alrededores imaginando que la lluvia llegaba y desplazaba mi sangre.

Perdía conciencia, la perdía rápidamente.

A veces no se puede entender cómo es que ante semejante accidente aún puedes vivir.

Escuchaba mi pálpito, lo escuchaba como si estuviera cronometrándose la última ronda de la carrera que nunca llegué acabar.

Ahora en vez de una carrera de placer, en lo que estoy inmerso es en una carrera por mi vida.


Rally Codasur - Ambientado en Zona centro

Piloto Cheve Haferson o sea yo