sábado, 29 de agosto de 2009

A empezar la función...

Las cenizas que esparcí en tu rostro armiñado han producido una horadación en mí. ¡Yo no quería hacerlo! Me contuve hasta el máximo. Pero al final la furia cercenó mis pedestales calmosos.

El sillón decrépito contiene mi cuerpo. No llegarás. Hoy el calendario marca que te toca salir.

¿Por qué tienes que hacerlo?

Respiro hondo. ¿No se suponía que esto iba a acabar?

Acá estoy que me como las uñas. Quiero coger el auto y buscarte en ese antro donde estoy convencido que estás. Hay algo que me detiene fumando cigarrillos sin filtro. Es mi falta de osadía. ¿Podría decirse que te aprovechas de mi nobleza? Podría decirse.

Lograste que me llevara a mi perro Jack a la casa de mi madre. ¡Qué bronca! Lograste que abandonara mis hábitos de marmota y todo para llevarte el desayuno preparado muy temprano a tu cama; soportaba que el chingolo despertador que tienes me descerrajara los tímpanos a las seis de la mañana. Hábitos son hábitos, y tú sólo respetas los tuyos, trastornando el de otros, encarrilándolos como mejor te parezca.


Lograste además que me gustaran las fiestas ochenteras. Un prontuario más a mis desovillados escapes. No diré que éramos el dúo dinámico, el tándem de la dinamita, el ósmosis de la bailanta, no pondré definiciones pacharacas a nuestras hazañas nocturnas Fuimos simplemente yo el fido encadenado, y tú la regia dominante.

Y mira tú, yo puedo eviscerarme haciendo una inmolación de untadura incondicional, pero no a esos niveles abisales donde, si cien veces me caigo mil veces no deja de dolerme a pesar de mis súplicas tácitas y de que con mi mirada titilante pido una muestra aunque sea oblicua de sensibilización, tú te vas con el perfume echando tiros, bien cambiadita y rica, amonestándome de yapa que solo una vez al mes lo haces, y que mis quejas por tanto son como escupitajos a una poza desértica. Te vas a verla, a sacarme la vuelta llegando al oscurantismo de decirme que yo también puedo hacerlo. Y esa monserga harta, simplemente no lo haría y tampoco estoy dispuesto a seguir empujando la piedra hacia la cresta de una colina que es un reino para ti y una ergástula para mí. Prometiste que ya no, y sigues con lo mismo. Consecuencia: le he desparramado cenizas a una foto tuya.

Estoy a la espera de que llegues, de que llegues con esa usurpadora que te aparta de mí todos los fines de mes. Ya es hora de que me rinda cuentas, de cobrármelas, y todo de contado. Mientras descanses, ella y yo estaremos en negociaciones. La cama ya está lista, el sillón también. No creo que te haga mal dormir por esta vez en la sala, si no hubieras desterrado a Jack los cojines te esperarían calientes. Pero en fin. ¡Qué se le hace! —Chick, chick —suena la puerta. Creo que eres tú.

A empezar la función se ha dicho…

sábado, 8 de agosto de 2009

quiero jugar

quiero jugar a que no quiero, cuando sí quiero, deslizarme por allí hecho un guiñapo con caramelitos de menta paseándose en mi boca y un pucho consumido por el aire mientras voy penduleando una botella de vodka intacta con mi perro Jack ladrando mientras le tiro las croquetas que caen de una bolsa que sostengo por el otro brazo. No creo que haya calamidad si de paso aprovecho para comprar ropa. Estoy seguro que Jack me lo agradecería con un efusivo lengueteo.

Este frío está de pelos.

martes, 4 de agosto de 2009

Desafíos agostinos

Pasada la farra se vienen los desafíos agostinos

Ahora el orden debe primar
La disciplina destacar
El esfuerzo alborear
La constancia irradiar
Porque simple y llanamente la universidad va a empezar
Y mientras dure este ciclo esto sera la de nunca acabar
Pero asi como esta el tiempo de rapidisimo estoy convencido que se irá en un chascar
Y este zorro dejara de tipear para ponerse a estudiar

gar, gar, gar, sin quejarte zorrito, sin quejar...